¡Salvemos nuestras conversaciones!

Lo venezolanos podemos ser felices, espontáneos y un poco despreocupados, sin embargo, entrometiéndose en esas cualidades, sacando la cabeza cual gusano por manzana (que sólo he visto en libros de lectura de primaria), está la rutina, la repetición, lo mismo.
Es totalmente inevitable; la agenda mediática está ocupada mayormente por la política y todo lo que la involucre, por lo tanto estamos obligados a escuchar y repetir los mismos comentarios: ''En la marcha de fulanito no cabía más nadie, esta es nuestra encuesta'', ''este hombre habla mucho'', o ''este habla feo''. En fin, miles de acontecimientos que nos interesan a todos, resaltando que este es un año electoral.

No me malinterpreten, veo crecer en todos una consciencia en cuanto a la importancia de asuntos que cambian nuestro día a día que antes era imperceptible y eso me parece excelente, pero me resulta agotador escuchar lo mismo a toda hora, es como si todos llegaran al acuerdo de hacer un estilo de ''hora de la tierra'' eterna del mismo comentario; todos hacemos y decimos lo que todos hacen y dicen como zombies, robots o lo que esté de moda.

Estoy estudiando para ser una periodista, y está bien que las personas asocien la profesión con la política, porque todo está vinculado, y de hecho, me interesa muchísimo ser ilustrada al respecto, sin embargo siento que decepciono a las personas a las que les comento que no sueño con trabajar en esa área, sino en cultura.

''¿Pero lo que te gusta es la farándula o cómo es la cosa?''.

Negativo, incorrecto, no. Es impensable para mí vivir de actualizaciones de las vidas privadas de personajes famosos, pero si fuese de esa manera me gustaría que esa decisión fuera respetada.

Uno de mis sueños más ambiciosos, gigantes, dorados  (sí, son muchos) es trabajar para National Geographic (revista), quiero escribir de asuntos que nos saquen de esta rutina casi obligada en la que respiramos y vivimos, cultura que no es farándula.

¿Qué tal si le damos un giro a nuestras conversaciones?.